martes, 13 de enero de 2015

Cartas de Amor y Odio.

Carta cuatro
Querida mía:
                     Quisiera pedirle el beso que sellara para siempre mis labios, pero aquello sería como interrumpir un agradable sueño pronunciado al candor de su espíritu anhelado. Duermo en su interior, y usted me sueña a veces. Soy una triste ausencia que se abandona a su sola presencia, apenas cierra sus ojos y duerme: soy un alma embriagada del néctar de su ser, una palabra enclavada en el verbo por antonomasia (que es amar), un pétalo de mustia flor que peregrina en un suspiro una distancia inmensa. Amo su belleza interna, lo que no se ve, o los que otros no ven. Caigo profundamente ensimismado en su eterna figura, y en un instante de augusta gloria, usted me sueña y ama. Me anticipo entonces a sus pensamientos y emociones, porque por un breve instante soy en usted; y así le llega a usted mi ser, a través del ensueño y la fantasía: anfitriona de los deseos, del cariño infinito, de un amor puro y mío..
Mientras la respiración agite el aire de sus pulmones en arrítmica cadencia, muchos al verla así dormir pensarán que está usted sufriendo alguna terrible pesadilla, aunque se trate en verdad de mi repentina aparición allí en su sueño (recuerde que en el mismo usted me ama). Soy un romance onírico, eterno y distante, polimórfico y genuino, suyo y mío, que usted tuvo en una noche de luna llena.. ¡Cómo me martiriza la paz con que usted me sueña allí en su sueño, o el afán con que se empeña en crear un espacio vital allí donde no hay nada, en donde sólo están las engañosas apariencias, acechándonos..!
Pero muy pronto dichas apariencias se diluyen con la vigilia, con el inicio de un nuevo día, con el movimiento del bello y joven Apolo. Pronto el sueño se acaba. Todo concluye y tiene un final para cada gloria: sic transit gloria mundi; y la realidad se impone una vez más. Hoy será vana ilusión lo que conquistamos en tan sólo unos instantes de onírica pasión.
Aguarde. Dígame, antes de que despierte y yo me vaya, obligado como un intruso, como otro mal sueño olvidado y crucificado en la ausencia, por qué me ama usted en su sueño, por qué es su sueño tan pero tan intenso que me siento tan real en él..


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